La pérdida de vitalidad de un hueso o una porción de él por falta de aporte arterial se conoce como osteonecrosis; también se denomina necrosis ósea aséptica (NOA) o necrosis avascular. La causa más frecuente es el traumatismo con afectación del aporte sanguíneo, concretamente a nivel del cuello femoral. Se han descrito numerosas circunstancias asociadas a la producción de necrosis isquémica de origen no traumático, la más común es el tratamiento con glucocorticoides, seguida por la ingesta etílica.

Uno de los objetivos del tratamiento es procurar la descarga de la articulación durante el tiempo en que se producen los fenómenos reparativos, para evitar la deformidad articular que conducirá a la degeneración. Para ello, es fundamental el diagnóstico precoz.
El diagnóstico puede verse diferido por la falta de sensibilidad de la radiología convencional, que no objetiva cambios hasta que la enfermedad está evolucionada, a menudo con producción de colapso de la superficie articular. La utilización de gammagrafía ósea, y especialmente resonancia magnética (RM), permite su detección más precoz. Cuando la zona desvitalizada es pequeña y no afecta la arquitectura del hueso, puede cursar sin clínica; entonces se puede observar tras el fenómeno reparativo la aparición de zonas de osteocondensación, que se conocen como infartos óseos o islotes óseos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario